Quedan cinco meses para que Valladolid capital comience a percibirlo muy cerca. Mientras en la periferia urbana los efectos del ansiado soterramiento son una realidad -túneles del Pinar, ‘by pass’ de mercancías y el gran complejo ferroviario-, la ciudad siente ya el incómodo aliento de la maquinaria pesada. Es para bien, coinciden las autoridades y los expertos convocados por EL NORTE en el foro Valladolid Avanza. En junio, la primera gran zanja se abrirá en Arco de Ladrillo. Se desmontará el actual viaducto sobre Puente Colgante y se iniciará la excavación de un paso subterráneo para vehículos. No habrá marcha atrás. Comenzará a horadarse el túnel que conducirá al Nuevo Valladolid. Instituciones, empresarios y vecinos están dispuestos a empujar en una misma dirección. Es la gran oportunidad del cambio, subrayan. Un tren que pasa una o ninguna vez al siglo. La cicatriz que partió la ciudad en el XIX desaparece. Las manos del cirujano Rogers la coserán con un bulevar verde jalonado por 5.900 viviendas (30% de VPO) y 14 hectáreas de parques y plazas. Pero hay que ir a por más. Se trata de la transformación más importante que vivirá Valladolid después de ser capital de la Corte y de la llegada del ferrocarril.
La obra y su financiación
Confianza y consenso
El alcalde de Valladolid, Francisco Javier León de la Riva, relata la operación al dedillo, pero ahora da un paso más. Por primera vez, y de forma contundente, advierte a los vallisoletanos: «Hará falta paciencia franciscana, eso de que para hacer tortilla hay que romper los huevos, pero en este caso serán de avestruz». El regidor augura «problemas serios» de tráfico hasta el 2016. La envergadura de la obra -más de seis kilómetros de túnel ferroviario y la urbanización de cien hectáreas de terreno en los nuevos barrios de Talleres, Ariza y Argales- cambiarán por completo la movilidad urbana desde Daniel del Olmo hasta Pilarica, con 22 nuevas conexiones este-oeste.
A ello, añade Cayetano Roca, consejero delegado de la Sociedad Alta Velocidad, se suma otra complicación: la necesidad de mantener en marcha el servicio ferroviario con la creación de instalaciones provisionales. «Es fundamental la tarea informativa; hasta ahora los ciudadanos no habían sido demasiado conscientes, porque las obras están un poco retiradas, pero ahora el proceso está lanzado», subraya Roca Giner. El Ayuntamiento ya elabora el mapa de alternativas circulatorias.
En tiempos de crisis profunda surge la pregunta sobre la financiación de la operación. El túnel habrá que pagarlo con la venta de los nuevos pisos y oficinas. La Sociedad espera ingresar 1.065 millones de euros con estas transacciones. «Las parcelas se pondrán a la venta como muy pronto en el 2013, si para entonces no hemos salido de la crisis, apaga y vámonos», dice León de la Riva, quien acota que se ha sido muy prudente con la tasación del suelo, a pesar de que los cálculos se realizaron en un momento alcista del mercado inmobiliario.
El vicepresidente de la patronal vallisoletana, Javier Santos Morala, tercia en el debate para reclamar parcelas de tamaño pequeño y medio que permitan la entrada de los constructores locales en los terrenos liberados. Es entonces cuando el alcalde desvela que en tiempos de bonanza un conocido empresario se ofreció al Ayuntamiento para comprar las cien hectáreas de una vez. Eso ahora es historia. En principio, los expertos coinciden en que el terreno liberado es atractivo y que tendrá buena salida en el mercado.
Pendientes aún de la decisión del Ministerio de Fomento para alargar el túnel hacia el sur y salvar así los barrios de La Rubia, Paula López y Covaresa, en la mesa convocada por EL NORTE se aporta otro argumento que deberá regir el trabajo de las administraciones implicadas en los próximos seis años. «Aparte de los intereses legítimos de cada uno, es imprescindible un consenso en puntos esenciales», argumenta Javier Barbero, vicepresidente de la Cámara de Comercio. A su juicio, el proyecto debe servir para que Valladolid «se convierta en la capital del noroeste que por vocación le corresponde». Hasta ahora el entendimiento en el seno del órgano que gestiona la operación ha sido más que notable.
Implicación ciudadana
Ilusionar a los vallisoletanos
Javier Santos Morala, vicepresidente de la CVE, concreta algunos argumentos para que el nuevo Valladolid sea interiorizado por todos y deja claro que «el liderazgo de la operación debe recaer en el alcalde». «En nadie más, es su carga y su responsabilidad, le pedimos dedicación casi exclusiva», subraya. León de la Riva lo asume. «Voy a seguir batallando, pese a quien le pese. Y por eso, cada día estoy más cerca de presentarme como candidato», recalca el primer edil. Santos Morala pone sobre la mesa un tema que considera clave. «El proyecto debe tener plazos identificables para el ciudadano, un plan de etapas que ilusione en los diferentes momentos e incluso un eslogan», apunta este empresario, quien aboga, además, por alargar el túnel urbano hasta el Pinar de Antequera «porque la tendencia de crecimiento de la ciudad es hacia el sur». «No nos debemos conformar con cerrar las costuras actuales, hay que pensar en el futuro», remacha. A día de hoy, responde el Ayuntamiento, este planteamiento no cabe. El ámbito de modificación del Plan General es el que es. Revisarlo ahora sería dar macha atrás en la tramitación administrativa.
Desde la visión de los vecinos, José Miguel Gutiérrez, representante de la asociación La Unión de Pajarillos, hace una primera advertencia. «Nosotros hemos sido hasta pesados exigiendo el soterramiento, lo que no queremos es que este proyecto cree ciudadanos de primera y de segunda; las nuevas dotaciones deben estar repartidas por todos los barrios y hay que aprovechar también para regenerar lo que ya existe», propone este histórico del movimiento ciudadano. Para Gutiérrez el plan Rogers «no debe ser sólo más ladrillo». León de la Riva le contesta: su equipo trabaja ya en el reparto de las nuevas infraestructuras a lo largo del corredor verde.
Luis Alberto Solís, director general de Carreteras de la Junta, aporta un argumento para llamar a la acción. «A Valladolid se le está agotando el discurso del victimismo respecto a la infraestructuras; es hora de preguntarnos cómo las vamos a aprovechar». Solís resalta una realidad, que aún está a medias, pero que llegará. «Va a ser el nudo ferroviario con el norte, y debemos ser capaces de dar respuesta a esta situación».
Los hitos y el imán
Sacar partido al proyecto
Las ideas fluyen. Santos Morala propone una batería. «Un palacio de congresos junto a la estación, un gran polideportivo para el balonmano y baloncesto profesional en el mismo centro de la ciudad, una escuela de negocios y, por qué no, un museo del vino…». Contar con cien hectáreas de terreno a 50 minutos en tren del Paseo de la Castellana de Madrid es un imán que hay que activar para atraer empresas a los edificios de oficinas que se levantarán junto a la estación de Campo Grande. El vicepresidente de la CVE subraya la necesidad de que este nuevo desarrollo urbanístico cuente con edificios emblemáticos, hitos arquitectónicos que «generen ilusión óptica a los vallisoletanos».
León de la Riva enumera algunos proyectos ya en estudio como la gran biblioteca que se abrirá en el depósito de locomotoras, la Casa del Ciudadano o el polideportivo que se ubicará en las antiguas naves de talleres. El plan Rogers, recuerda el alcalde, contempla torres que modificarán el perfil de la ciudad, su ‘sky line’, pero aún es pronto para concretar sus formas o la firma del arquitecto. Respecto a la promoción exterior, el Ayuntamiento ultima la agencia de innovación y promoción económica que «se abrirá a la participación de todos los sectores». Por su parte, desde la Cámara Javier Barbero apunta la necesidad de no perder de vista la reivindicación de más infraestructuras, «básicas para la pujanza económica», y apuesta por contar con suelo industrial a precio competitivo.
El consejero de Alta Velocidad no pasa por alto tampoco el potencial que tendrán los futuros talleres de Renfe que se construyen en el Páramos de San Isidro, «tecnológicamente entre los más importantes de Europa».
José Antonio del Rey, uno de los directivos de Agualid, aporta otro aspecto básico como es la sostenibilidad ambiental del proyecto. En su caso, destaca aspectos importantes como los sistemas que se elijan para el riego de las zonas verdes tanto públicas como privadas como la fórmula de una red de alcantarillado eficiente a lo largo del corredor que evite colapsos. Del Rey advierte que durante las obras muchos servicios se verán afectados.
Potencial universitario
Integrar la UVA con Rogers
Un puntal básico para el nuevo Valladolid será su universidad. El vicerrector Pedro Luis Gallego ofrece los datos. Treinta mil personas, entre estudiantes, docentes e investigadores, y la posibilidad de incrementar este volumen si se trabaja en la dirección adecuada. La institución pide protagonismo en el plan Rogers, donde la conexión con el campus Miguel Delibes quedaba algo desdibujada. El bulevar del británico muere por el norte en en esta área y el equipo de Evaristo Abril considera básica una integración. La Universidad ha iniciado el proceso para abrir sus instalaciones a la ciudad y reconectarlas entre sí. El sistema de transporte público por el que se opte o la ubicación y tipo de vías que lleguen al futuro apeadero son claves. «Tenemos la oportunidad de hacer una universidad mucho más visible», recalca Gallego. Luis Alberto Solís avala las posibilidades de este proyecto para la UVA. «La principal beneficiada por la llegada del AVE a Ciudad de Real fue su universidad», afirma.
Fuente: El Norte de Castilla
