– Los servicios de inspección de los departamentos de Vivienda de las distintas comunidades autónomas tienen mucho trabajo. Los fraudes y engaños para vender, alquilar, no habitar o utilizar como segunda residencia una VPO son cada vez más habituales
GOIZEDER LAMARIANO . PAMPLONA
No ocupar la vivienda protegida, cederla a otra persona, vender el piso sin que supere el período necesario para descalificarlo o realquilarlo sin permiso a un precio superior al permitido son algunas de las prácticas contra las que llevan años luchando las administraciones públicas. Algunas ilegalidades suponen para el infractor multas elevadas y las más graves implican la pérdida de la VPO.
Ante un fraude masivo, el Ministerio de Vivienda y las comunidades autónomas que tienen transferida esta competencia, como Navarra, se han puesto manos a la obra para endurecer la legislación y reforzar la inspección.
Muchos demandantes desconocen que cuando se les otorga la VPO tienen que pagar como entrada el 20% del coste total porque sólo se financia el 80% mediante hipoteca, mientras que en la vivienda libre el porcentaje financiable puede ascender al 100%. No hacer frente a esta cantidad es una de las causas que provocan que el piso se conceda a otra persona.
Para atajar el fraude en las viviendas de protección, las comunidades autónomas están creando servicios especiales que se dedican exclusivamente a la inspección de las mismas. El objetivo es garantizar que ninguna de las VPO que se entregan sea ocupada por personas distintas a las adjudicatarias, que no se vendan o alquilen de manera irregular, o que permanezcan vacías.
Entre los compromisos que adquiere la persona que compra una VPO se encuentra el de vivir en ella de manera habitual y utilizarla como primera residencia. Solamente se pueden pasar fuera tres meses al año, aunque dependiendo de la región en que se habite este período puede variar. Es más común de lo que se piensa que el titular del piso de protección oficial tenga otras residencias adquiridas posteriormente (a su nombre o al de otras personas) y que utilice la primera como lugar de vacaciones, lo que constituye una falta muy grave.
También se puede dar el caso de que la VPO permanezca vacía. Cuando se firma el contrato, las cláusulas reflejan la obligación de entrar a vivir en el piso en un período de tiempo determinado. Si el titular no cumple, puede perder la propiedad. Tirando de una persiana bajada durante un mes, el buzón lleno de correspondencia o el contador de la luz, el agua o el gas a cero, los inspectores pueden preguntar a los vecinos y visitar en varias ocasiones la casa hasta llegar a la conclusión de que está vacía. Muchos pisos ya han sido retirados por esto.
Otro fraude es vender la vivienda protegida sin estar autorizado. No se puede transferir una VPO a otro dueño hasta que pase un período de tiempo determinado. Para venderla, ha de solicitar previamente su descalificación y que ésta se lleve a cabo. El fraude consiste en poner a la venta la vivienda por el precio máximo que permite la comunidad autónoma y añadir un importe que el comprador paga en negro. Suele ser una cantidad bastante elevada pero que, sumada a lo que cuesta el piso, no asciende a lo que se paga en el mercado libre. De este modo, tanto el comprador como el vendedor resultan beneficiados. La venta del piso de forma fraudulenta es una de las prácticas más graves según la normativa. La VPO puede ser expropiada si permanece vacía y si se cede o alquila de manera fraudulenta.
Es muy común que los titulares de la vivienda protegida la cedan a familiares o amigos de manera gratuita o recibiendo dinero mediante fórmulas que se alejan de la legalidad. Muchas veces esta ilegalidad se advierte a través de las facturas de la luz, el gas o la correspondencia certificada que llega al buzón con el nombre de personas que no son titulares de la casa.
Tampoco se puede alquilar un piso protegido sin un permiso previo. En todo caso, si el arrendamiento se permite, ha de ser a precio de VPO y no del mercado, ya que el titular no puede lucrarse con esta vivienda ni utilizarla para especular.
Fuente: Diario de Navarra